El sector del transporte, junto con la industria y los edificios, es el principal usuario de energía y la mayor fuente de emisiones en la UE y todavía está copado por los combustibles fósiles.

El mercado del biogás creció de manera constante en los últimos años con una tasa de crecimiento del 2% entre 2018 y 2019, aunque la UE todavía depende en gran medida del gas fósil, cuyo uso aumenta sin cesar desde 2014. En 2019, se utilizó 23 veces más gas natural que biogás.

La bioenergía es la tercera fuente de electricidad renovable después de la hidroeléctrica y la eólica, produciendo el 5,3% de la electricidad total en la UE27 y el 15,4% de la electricidad renovable total.

Publicado en mayo de 2021, el informe sobre bioelectricidad revela que dos tercios de la generación eléctrica en la UE proviene de fuentes no renovables, de los cuales el 38% se obtiene a partir de combustibles fósiles intensivos en carbono.

La mayor parte de la materia prima utilizada para bioenergía en la UE, el 70%, es leñosa: subproductos del aprovechamiento forestal como ramas o de procesos industriales como el serrín. Los residuos agrícolas representan el 20% de la materia prima, mientras que la industria y los residuos sólidos urbanos aportan el 10% restante.

Los pellets de madera han resistido el impacto de eventos como la pandemia de la COVID-19 y la reciente crisis de los precios de la energía, revelándose, de hecho, como una solución frente a la alta dependencia energética del gas natural importado y sus elevados precios.