La red, en funcionamiento desde 2015, cuenta con una potencia total de 21 MW, repartida en tres calderas de 7 MW cada una, y distribuye agua caliente a 90°C a través de 28 kilómetros de tuberías preaisladas que conectan tanto edificios residenciales como institucionales y comerciales.
Se calcula que cada año la red de calor evita alrededor de 7.850 toneladas de CO₂ al sustituir combustibles fósiles por biomasa, al tiempo que los usuarios experimentan ahorros de hasta un 15% en sus facturas de calefacción.