Con la introducción del sistema de dos fases en las almazaras, el agua de vegetación se incorporó al orujo, duplicando la cantidad de agua que es necesario evaporar para reducir su humedad previa a la extracción del aceite de orujo mediante disolventes alimentarios. Tradicionalmente, la energía térmica para este proceso proviene de la combustión del orujillo desengrasado, lo que genera cenizas y emisiones que es necesario retirar mediante ciclones o los más caros electrofiltros.