Se trata de una solución innovadora que transforma un subproducto industrial en un recurso útil para la actividad minera, con beneficios tanto ambientales como económicos, y que sienta las bases de un modelo replicable de economía circular en sectores estratégicos.
Las cenizas volantes generadas en las plantas de biomasa tras la combustión se capturan mediante sistemas de filtrado y precipitadores electrostáticos. Su destino habitual es el depósito en vertedero, con escasas opciones de valorización.